Ubicación excelente, a poca distancia del río y del Alamo. Habitación amplia y limpia, aunque el baño algo pequeño. El personal amable y servicial. Lamentablemente, el ruido de la calle y el desayuno regular fueron inconvenientes.

El valet parking fue un caos y tardamos mucho.

Un histórico con encanto

La ubicación es excelente, a solo minutos del Riverwalk. El personal fue muy amable y atento, lo que hizo nuestra estancia aún más agradable.

La habitación era un poco básica y el baño necesitaba algunas mejoras. El ruido exterior a veces interfería con nuestro descanso.

La ubicación es excelente y muy accesible, sin embargo,

el hotel necesita algunas actualizaciones. Las habitaciones son cómodas, pero el baño es un poco pequeño, y noté que algunos pasillos parecen un poco desgastados. A pesar de eso, la amabilidad del personal lo compensó todo, ¡realmente me hicieron sentir bienvenido!

El Market on Houston es una joya que hace que el desayuno sea como una fiesta en mi boca, croissants recién horneados y jugos orgánicos que son más refrescantes que un chapuzón en la piscina. Las habitaciones tienen techos altos que dan la sensación de un palacio, y la decoración clásica hace que me sintiera como un noble de la era victoriana.

Baño pequeño

Experiencia en bar de la era de la prohibición.

Tuvimos una experiencia increíble en este hotel. La piscina fue un gran atractivo para mis hijos y el servicio fue excepcional desde el momento en que llegamos. La habitación era amplia y cómoda para toda la familia, incluso con nuestro bebé.

Mi mujer dice que sería genial tener mejores opciones de espacio para el carrito del bebé en áreas comunes.

Las habitaciones son pequeñas y un poco sencillas, aunque tienen un diseño histórico que les da un toque especial. El baño es bastante incómodo, no hay mucho espacio. La cama era cómoda, pero no esperes gran lujo. La limpieza estaba bien, pero el ruido del exterior a veces era molesto.

Recomiendo para un fin de semana relajante

La habitación era gigantesca, con camas cómodas y un baño amplio. Después de un largo día, poder relajarme en ese espacio fue una bendición.

No fue barato, pero aceptable.

Vaya manjar los pasteles en el bar! Además, el Zocalo a la vuelta es un tesoro de sabor. La ubicación es un plus, a un paso del río.

Todo el sistema de gestión es un caos. La espera para hacer check-in fue de tres horas, con solo uno o dos en la recepción. Y ni hablar del servicio habitación, que parecía más una tortura que otra cosa.